El 1 de noviembre de 1478, el Papa Sixto IV, mediante una bula, autoriza a los reyes de Castilla a implantar una nueva Inquisición en defensa de la fe. Tardarán todavía dos años en nombrar inquisidores con poderes para "proceder contra infieles, malos cristianos y herejes". Las primeras actuaciones se dan en Sevilla, donde se realizan procesos rápidos que terminan con condenas a la hoguera.
El pánico creado entre los conversos hizo que nuchos huyeran, bien a Portugal, bien a tierras de señorío, ya que en principio la actuación de los inquisidores se limitaban a los territorios de realengo Debido a estas huídas, los Reyes Católicos promulgan un edicto para que la nobleza andaluza prendiese a los que se refugiaran en sus territorios.
España 1937, Edifil 822. España 1938, Edifil 841
Isabel la Católica Fernando el Católico
Fue tal el rigor, la crueldad y el horror desatado por la Inquisición, que incluso el mismo Papa reacciona con una nueva bula (1481) en la que ponía el sistema inquisitorial en manos episcopales, arrebatándoselo al poder regio Esto provocó las protestas de Fernando e Isabel, que llegarán a un acuerdo con el Papa en el Concordato del 3 de julio de 1481.
La nueva Inquisición española fue única en Europa por su poder y su impunidad. Estaba dotada de una rígida jerarquización en la que la figura del Inquisidor General se convierte en una autoridad tan importante que, siendo designado por la Corona, influye sobre ella.
España 1997, Edifil 3520 España 1997, Edifil 3521
Porta Nova, Ribadavia Sinagoga de Córdoba
El sistema procesal vulneraba cualquier principio básico de la Justicia: el secretismo fomentaba la delación, creando un ambiente enrarecido y de continua sospecha en la sociedad; la tortura estaba permitida para obtener la confesión; y la indefensión del acusado era tal que se le exigía que se denunciara a sí mismo.
España 1997, Edifil 3522 España 1997, Edifil 3523
Judería de Cáceres El Call, Girona
Las principales víctimas de la Inquisición fueron los judíos. El odio popular contra ellos era fomentado desde el púlpito, y encontraba amplio apoyo debido a aspectos como su forma de vida, su riqueza o incluso su dieta alimenticia, ya que no cumplían las normas de la Iglesia en este terreno ("comían cerdo en las cuaresmas y vigilias..."). Este odio a los judíos, que ya se había manifestado en el siglo XIV con el estallido antisemita de 1391 y posteriores tumultos en las principales ciudades peninsulares, fue aumentando a medida que se les atribuían supuestas conjuras y actos terroristas. La crispación popular terminó llegando hasta los reyes, quienes, tras la toma de Granada, decretan la expulsión de los judíos el 31 de marzo de 1492, dándoles la alternativa de la conversión.
España 1998, Edifil3600 España 1998, Edifil 3601
Judería de Hervás Benjamín de Tudela
España 1998, Edifil 3602 España 1998, Edifil 3603
Corpus Cristi de Segovia Sinagoga de Toledo
En cuanto a las cifras de judíos que se marcharon, son muy diversas las que dan los investigadores, pero siguiendo a Henry Kamen, serían entre 40.000 y 50.000.
Enhorabuena por el artículo y por el blog. Saludos cordiales
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